La Catedral de Notre-Dame, uno de los monumentos góticos más emblemáticos del mundo, reabrió sus puertas el pasado sábado 7 de diciembre tras cinco años de intensos trabajos de restauración.
Este renacer marcó el regreso de una joya arquitectónica de 860 años que, devastada por el incendio de 2019, ha sido reconstruida para recuperar su esplendor original.
La restauración de la Catedral de Notre-Dame que honra la historia
El proyecto de restauración de la Catedral de Notre-Dame incluyó la reconstrucción de su aguja, bóvedas de crucería y arbotantes, elementos icónicos que habían sucumbido al incendio.
Así mismo, la piedra blanca del edificio y sus decoraciones doradas fueron restauradas para devolverles el brillo que alguna vez cautivó al mundo.
El esfuerzo de restauración movilizó a más de 200 artesanos especializados y requirió un presupuesto de 850 millones de euros, financiados principalmente por donaciones internacionales.
Un evento histórico lleno de simbolismo
La reapertura oficial contó con la asistencia de más de mil personalidades políticas y religiosas, incluidas figuras como Donald Trump, Volodímir Zelenski y Guillermo de Gales. El domingo, se celebró la primera misa en el renovado templo, con ritos tradicionales como la consagración del altar y la bendición del agua.
Acceso al público y nuevas medidas en la Catedral de Notre-Dame
A partir del 16 de diciembre, la Catedral de Notre-Dame retomará su funcionamiento habitual, permitiendo a los visitantes caminar nuevamente bajo sus majestuosas bóvedas y admirar su arquitectura. Las visitas seguirán siendo gratuitas, aunque será necesario realizar una reserva previa mediante una plataforma en línea para limitar el acceso.
Las primeras reservas estarán disponibles a principios de diciembre, lo que permitirá a millones de turistas redescubrir esta obra maestra de la arquitectura gótica.
Un ícono de resistencia cultural y espiritual
La Catedral de Notre-Dame, construida entre los siglos XII y XIV, sigue siendo un símbolo indiscutible de la resistencia cultural y espiritual. A pesar del devastador incendio de 2019, su restauración reafirma su lugar como un ícono del patrimonio histórico de Francia y el mundo.
Desde sus campanas históricas hasta la reliquia de la Corona de Espinas, este monumento gótico continúa atrayendo la admiración de millones. La reapertura marca un renacer no solo para la Catedral, sino también para la ciudad de París.