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¿Cómo se vivió la reapertura de Notre Dame?

Foto: Getty Images, vía Unsplash

Después de cinco años y medio de minuciosa restauración, la icónica catedral de Notre Dame en París vuelve a abrir sus puertas. El devastador incendio de 2019, que destruyó gran parte del tejado y su emblemática aguja, dejó al mundo conmocionado y marcó el inicio de un proyecto de reconstrucción que parecía imposible en un tiempo récord. Ahora, la catedral recupera su esplendor en medio de una ceremonia cargada de simbolismo y adaptaciones de última hora debido a las inclemencias del clima.

Ajustes en la ceremonia por el mal tiempo

Inicialmente, las celebraciones incluían una ceremonia oficial en la explanada de la catedral, pero el pronóstico de fuertes vientos, de hasta 80 kilómetros por hora, llevó a las autoridades a trasladar todos los actos al interior del templo. La diócesis de París y la Presidencia de Francia emitieron un comunicado conjunto la noche previa al evento para informar sobre estos cambios.

En lugar de hablar al aire libre, el presidente Emmanuel Macron recibió a los cerca de cuarenta líderes mundiales invitados en la explanada antes de trasladarse al interior de la catedral. La ceremonia comenzó a las 19:00 horas (18:00 GMT), destacando una apertura solemne dirigida por el arzobispo de París, Laurent Ulrich, quien recitó salmos y golpeó la puerta principal con una cruz en un acto simbólico para dar inicio a las celebraciones.

Líderes mundiales presentes en Notre Dame

El evento reunió a una impresionante lista de personalidades, incluyendo a los reyes Felipe y Matilde de Bélgica, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, y la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden. También asistieron el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su primer viaje internacional tras las elecciones presidenciales.

Entre los ausentes destacaron los reyes de España, Felipe VI y Letizia, y el papa Francisco, quien envió un mensaje que fue leído durante la ceremonia. Esta diversidad de invitados reflejó el impacto global del incendio y la importancia histórica y cultural de Notre Dame como símbolo del patrimonio mundial.

La misa de reapertura y su impacto religioso

El domingo, tras la ceremonia oficial, se llevó a cabo la primera misa en el renovado altar de Notre Dame, un momento profundamente emotivo para los fieles y el clero. Durante la misa, se consagró el altar, se bendijo el agua y el sagrario, y se colocaron reliquias. El evento reunió a 150 obispos, sacerdotes de las parroquias de París y otras regiones, así como a personas en condiciones vulnerables, en un gesto de inclusión por parte de la diócesis.

Más tarde, se celebró otra misa para 2,500 fieles parisinos y se instaló una pantalla gigante frente al monumento para que el público pudiera seguir las ceremonias. Este momento marcó el inicio de una nueva etapa para la catedral, que espera recibir entre 14 y 15 millones de visitantes anuales a partir de la próxima semana.

Un símbolo de resiliencia y unidad

La restauración de Notre Dame no solo devuelve a París uno de sus monumentos más emblemáticos, sino que también representa un ejemplo de esfuerzo colectivo, desde los artesanos que trabajaron en la reconstrucción hasta los donantes de todo el mundo. Como expresó el voluntario Patrick Orhand, el evento fue un homenaje a todos aquellos que dedicaron su energía para restaurar este ícono de la cultura y la fe.

Además, la reapertura pone de relieve el papel de Notre Dame como un punto de encuentro entre lo religioso, lo cultural y lo político. El regreso de la corona de espinas, una de las reliquias más importantes del cristianismo, será otro momento clave en los próximos días, consolidando la relevancia espiritual de la catedral para millones de creyentes.

Mirando hacia el futuro

La reapertura de Notre Dame marca un nuevo capítulo en su rica historia. A pesar de los desafíos climáticos y logísticos, el evento se desarrolló como un tributo al pasado y una esperanza para el futuro. Con una agenda cargada de eventos religiosos y culturales, la catedral se prepara para recibir nuevamente a turistas y fieles, reafirmando su lugar como uno de los sitios más visitados y queridos del mundo.

La catedral, con su renovada estructura y significado, nos recuerda que incluso tras las mayores tragedias, la perseverancia y la unidad pueden devolvernos aquello que creíamos perdido.

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