El 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, institución de la UNESCO que celebra la importancia de la lectura y promueve la protección de la propiedad intelectual. En México, esta fecha es ocasión perfecta para redescubrir obras que han marcado nuestra literatura, reflejan nuestra identidad y aportan lecciones universales.
A continuación, cinco clásicos que todo mexicano debería leer:
Pedro Páramo (1955) – Juan Rulfo
Considerada una de las obras cumbre de la literatura hispanoamericana, Pedro Páramo explora el realismo mágico en un pueblo fantasma: Comala. Juan Rulfo construye una atmósfera onírica donde el lector transita entre voces que emergen de la muerte. Además, confronta temas como la culpa, el poder y la memoria colectiva.
Los de abajo (1915) – Mariano Azuela
Primer gran relato novelesco de la Revolución Mexicana, Los de abajo sigue a Demetrio Macías, campesino que arrastra a su gente a la lucha. La novela muestra la trágica realidad de la guerra, la pérdida de ideales, el desgarramiento social y la violencia sin sentido.
Aura (1962) – Carlos Fuentes
Por otro lado, en esta breve novela, Fuentes fusiona realidad y fantasía para narrar la experiencia de Felipe Montero, un historiador que acepta transcribir las memorias de la enigmática Doña Consuelo. A través de una atmósfera gótica, Aura reflexiona sobre la identidad, el tiempo y el doble.
La muerte de Artemio Cruz (1962) – Carlos Fuentes
Asimismo, otra pieza magna de Fuentes, esta novela retrata en monólogo interior los últimos instantes de vida de Artemio Cruz, personaje que personifica la corrupción y las contradicciones de la élite posrevolucionaria. Cada capítulo adopta distintos puntos de vista y tiempos verbales, dotando al texto de complejidad formal.
El Llano en llamas (1953) – Juan Rulfo
Finalmente, más que un libro, es una colección de diecisiete cuentos que combinan tradición oral, realismo social y paisajes desolados. Historias como Nos han dado la tierra y Es que somos muy pobres retratan la pobreza, la injusticia y la dignidad campesina. La obra revela la aguda mirada de Rulfo hacia el México rural y su maestría para condensar emoción en pocas páginas.