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El planeta incógnito

Planeta incógnito Tierra

Por Alejandro Basáñez

El hombre, ya como la criatura dominante del planeta, desde que levantó la vista hacia al cielo soñó con algún día poner un pie en las estrellas. El primer impulso conquistador, por su obvia cercanía, tuvo que ser la Luna. Su proximidad, como encanto propio, le hizo maquinar historias y sueños sobre mundos fascinantes y criaturas increíbles habitando nuestro satélite inmediato. 

Los hombres del siglo XIX imaginaban ciudades en la Luna construidas por alienígenas. Los del siglo XX, extrañas formas de vida ocultas bajo su superficie. A finales del siglo, la decepción fue total: la Luna estaba más muerta que una piedra en el desierto. 

Fue en julio de 1969, cuando el cromañón volador por fin logró pisar la Luna y, tristemente, comprobar que era un mundo desolado, estéril, sin muestra de vida alguna. El sueño de encontrar vida extraterrestre tuvo que ser trasladado entonces a otros mundos rocosos y siguientes en cercanía como Venus y Marte.  

La sofisticación y avance de sus modernos aparatos escrutadores de vida le han mostrado sin poner un pie sobre el resto de los demás planetas del sistema solar, que estos muestran ser igual de estériles que la Luna. Nuestra incesante búsqueda de vida extraterrestre seguirá por décadas en las estrellas más cercanas a nuestro sol.

El hombre, ese huérfano del cosmos, necesita comprobar y saber que no está solo en el universo.

Blancos en el mapa del planeta

En nuestro afán por apagar esa espantosa soledad, exploramos el cosmos en busca de vida, cuando ni siquiera hemos explorado bien la inmensidad de nuestro vasto planeta. El 90% de los mares está inexplorado. Solo 50 metros de profundidad en el mar son visibles al recibir la luz directa del Sol. Desde ahí, hacia las profundidades todo es oscuridad y misterio. 

Hay fosas, como la de Guam,[1] con once kilómetros de profundidad y tan extensas en longitud como la distancia de México a Los Ángeles, donde todo es desconocido. Guam es un socavón marino tres kilómetros más profundo en comparación con los casi nueve en altitud del monte Everest en la superficie. 

Existe mucha más vida en nuestros mares que sobre la superficie terrestre. Más del 90% de la biomasa viviente del planeta se desarrolla en los océanos.

Tres de cada cuatro grandes metrópolis en el mundo se ubican junto al mar. Las ciudades costeras están creciendo, y con ello por igual, la presión sobre los ecosistemas costeros.

Cada inhalación que hacemos está asociada con los océanos.  La mitad del oxígeno respirable proviene del mar.  El océano es parte fundamental en el ciclo del agua, ya que cada gota que bebemos proviene de él también.

Los mares juegan un rol determinante como reguladores de la temperatura del planeta. Sin el océano nuestro mundo sería una sauna gigante. Retienen y capturan la mayor parte del dióxido de carbono en la Tierra. Mucho más que todos los bosques y selvas del mundo.

Cataclismo acuático

El polo norte es una mega placa flotante de hielo. Se encuentra en medio del océano Ártico y no existe tierra alguna en él. El nivel medio del mar se ha incrementado entre 10 y 25 centímetros en el último siglo.

Si se derritiera completamente esta balsa gigantesca de hielo, junto con la Antártida, los océanos incrementarían su nivel setenta metros, inundando las principales metrópolis costeras del mundo. Países enteros desaparecerán al ser completamente cubiertos por agua. El agua del mar alcanzaría los pisos 30 de los principales rascacielos neoyorquinos.  

En México desparecería la península de Yucatán, y en la parte más angosta del país surgiría un estrecho, comunicando al Golfo de México con el Océano Pacífico. En la costa oriental de los Estados Unidos desparecería la península de la Florida, llegando las costas del Atlántico hasta Charleston, Nueva Orleans y Houston. Miami se convertiría en la Atlántida del siglo XXI.

Lugares del planeta que esconden incógnitas

Cadenas montañosas

Qué decir de las gigantescas cadenas montañosas como los Himalayas, las Rocallosas y los Andes, con miles de kilómetros cuadrados donde el hombre no tiene presencia alguna. Lugares inhóspitos y desolados donde se rumora la existencia del hombre de las nieves o Yeti

La taiga

Los interminables bosques canadienses y siberianos, conocidos como la taiga,[2] donde osados exploradores narran sorprendentes encuentros con el Sasquatch y extraños avistamientos en el cielo. 

Los desiertos del mundo también son sitios interesantes, donde la presencia humana es muy reducida y se presta para atractivas exploraciones. Australia es un enorme continente, en su mayor parte desértico y deshabitado. La mayor congregación de habitantes se concentra en las ciudades costeras de Sídney, Melbourne, Brisbane y Adelaida. 

Los desiertos

El desierto del Sahara[3] ocupa un tercio del continente africano. ¿Qué misterios habrá bajo las candentes dunas de este monstruo de arena?

Planeta incógnito
Desierto
Photo by Carlos Leret on Unsplash

Los desiertos polares, principalmente la Antártida, también están llenos de misterios. La zona rocosa de la Antártida se encuentra a más mil metros bajo el pesado hielo. Bajo ella hay un mundo de misterios. Hay investigadores que aseguran ahí se encuentran las ruinas de una civilización perdida en el tiempo.

El Amazonas

Otra zona interesante y recóndita es indudablemente la jungla. La selva amazónica cubre un territorio tan extenso como el mismo Brasil. Indudablemente, cuenta con zonas inaccesibles para el hombre donde se concentran grandes misterios por descubrir. 

Existen también cientos de cuevas profundas e inexploradas de cientos de kilómetros de longitud. Son sitios donde no hay cámaras ni jamás ha puesto un pie el hombre. 

Cuevas misteriosas

El Sistema Huautla, ubicado en Oaxaca, México, tiene 25 diferentes entradas. Cuenta con una profundidad de 1560 metros y  85 kilómetros de largo. Esto la convierte en una de las cuevas más grandes y profundas del mundo. Sólo la mitad ha sido escasamente explorada, dejando otro mundo de misterios a la espera de nuevos y osados espeleólogos

Las incógnitas del planeta

Y, por último, también relacionado con el mar, está la inmensidad de los océanos que cubren el planeta. El océano Pacífico, con el 43% del agua del planeta, podría decirse que cubre una tercera parte de la Tierra misma.

¿Cuántos de los avistamientos en el mundo provienen de los misteriosos habitantes de estas zonas recónditas del planeta, y no necesariamente de viajeros provenientes de Orión o las Pléyades? 

Así como existe el término ovni (objeto volador no identificado), también existe el de osni (objeto submarino no identificado). Pongamos mayor atención en el mar y en todo lo que de él provenga. Después de todo, este planeta debería llamarse Agua y no Tierra, por obvias razones.

Si te gustan los lugares misteriosos, te puede gustar conocer más sobre los sótanos fantásticos de la Huasteca Potosina


[1] Se localiza en el fondo del océano Pacífico noroccidental, al sureste de las islas Marianas, cerca de Guam. Diversas mediciones a través de los últimos años han llegado a los 11 kilómetros de profundidad. La fosa tiene una longitud de 2550 km y una anchura media de 70 kilómetros

[2] Las taigas se ubican en las regiones frías del hemisferio norte, en las inmediaciones del círculo polar ártico, en el norte de Rusia (Siberia incluida), Europa, Canadá y Alaska (EEUU), constituyendo un bioma intermedio entre la estepa y la tundra.

[3] Con más de 9 millones 400 mil km² de superficie,​ el desierto del Sahara abarca la mayor parte de África del Norte, ocupando una extensión casi tan grande como la de China o Estados Unidos. Se extiende desde el mar Rojo, incluyendo partes de la costa del Mediterráneo, hasta el océano Atlántico.

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