La flor de cempasúchil, conocida como la “flor de los muertos“, es uno de los elementos más representativos del Día de Muertos en México y, sus campos, se extendienden a lo largo del país, incluido, estados del Bajío mexicano como Querétaro.
El nombre de la flor proviene del náhuatl “Cempohualxochitl” que significa “veinte flores” o “ varias flores”. Una de las tradiciones del uso de esta flor, señala que debe colocarse en las ofrendas dedicadas a los difuntos, o bien, marcar con ellas senderos que muestren el camino principal hasta el altar de la casa.
La flor de cempasúchil era considerada por los mexicas como un símbolo de vida o muerte.
Según datos del Gobierno de México, se estima la presencia de 35 especies de la flor en México, de las cuales 58 son referidas para América.
Los estados de Guanajuato, Hidalgo, Michoacán y el Estado de México son los que cuentan con mejores condiciones de suelo y clima para la producción de cempasúchil.

Su aparición se da, principalmente, después de la época de lluvias, por ello, es que florece preferentemente en estas épocas del año, listas para adornar el regreso de nuestros seres queridos que ya han fallecido.
Según la tradición, su aroma fuerte y distintivo ayuda a los espíritus a encontrar el camino de regreso al mundo de los vivos durante la celebración, iluminando el trayecto con sus brillantes pétalos, hacia sus hogares.
Además de su importancia simbólica, el cempasúchil tiene una larga historia de usos medicinales en la cultura mexicana. Se cree que posee propiedades curativas para aliviar problemas digestivos y respiratorios.
Esta flor, que florece en otoño, no solo decora altares y cementerios, sino que también representa un vínculo profundo entre la vida y la muerte, una forma de honrar y recordar a aquellos que ya no están con nosotros.

San Juan del Río, lugar de siembra de cempasúchil
En San Isidro y Nuevo San Isidro, ubicados en San Juan del Río, se localizan los campos de cempasúchil en Querétaro en donde es habitual su siembra.
En México, el campo de cempasúchil cobra vida cada otoño, cuando esta flor de color naranja intenso florece en vastas hectáreas en distintas regiones del país.
Para llegar a estas comunidades, es necesario tomar un vehículo o autobús rumbo a San Juan del Río. Su distancia es de 64.8 kilómetros de la capital de Querétaro, es decir, a alrededor de una hora de trayecto.
