¿Podemos hablar de moda y feminismo en un sentido que trascienda la banalidad? Claro que sí; pues esta disciplina, que supera su funcionalidad y emerge como un medio de expresión, ha sido una fuerte herramienta de la lucha feminista.
El feminismo no se restringe únicamente a fechas señaladas en el calendario, como el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Este movimiento permea la cotidianidad y se manifiesta en cada acto, incluso en la elección de vestimenta.
Este día nos invita a reconocer la incansable contribución de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, y a reflexionar sobre la necesidad de construir un mundo donde, independientemente del género, se tenga igualdad de oportunidades y derechos.
“Cualquiera que sepa un poco de historia sabe que el progreso sería imposible sin la figura femenina”, ya señalaba Karl Marx.
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Convergencia entre moda y feminismo
En este mes dedicado a la mujer, destaca el poder transformador de la convergencia entre moda y feminismo. Desde los albores del movimiento sufragista hasta el activismo contemporáneo, se ha utilizado la moda para desafiar las normas de género y reclamar nuestro lugar en el mundo.
El código de vestimenta sufragista:
El morado, verde y blanco emergieron como expresión visual del movimiento sufragista, al integrarse en la vestimenta, banderas y pancartas como símbolo de lucha y distintivo de un movimiento unificado.
El pantalón como liberador:
En un momento en que las mujeres estaban restringidas por corsets y vestidos ajustados, Coco Chanel desafió las normas de género y transformó para siempre el mundo de la moda, introduciendo el pantalón en el guardarropa femenino.
Su diseño minimalista y funcional permitió a las mujeres moverse con libertad y comodidad, liberándolas de las ataduras físicas y simbólicas impuestas por la moda tradicional.
Íconos que desafiaron roles impuestos:
Marlene Dietrich y Katharine Hepburn desafiaron los roles de género establecidos, a través de su sello de presentación: vestir pantalones y prendas masculinas.
Esta valentía y determinación allanaron el camino para una nueva era en la moda, en la que las mujeres podían vestirse según sus propias reglas (y no las impuestas por la sociedad).
Le Smoking de Saint Laurent:
En un giro audaz y revolucionario, Yves Saint Laurent desafió las convenciones de género e introdujo en 1996 el smoking para las mujeres.
Este hito sin precedentes se ha convertido en símbolo de empoderamiento y estilo atemporal.
Feminismo sobre las pasarelas:
Desde la audaz declaración de Maria Grazia Chiuri en Dior con la camiseta “We should all be feminists”, hasta el homenaje de Karl Lagerfeld para Chanel con modelos portando pancartas feministas.
La inclusión de mensajes feministas en las pasarelas ilustra la funcionalidad de la moda como poderoso impulsor y expresión de empoderamiento y cambio social.
Es así que la moda asciende como lienzo feminista, sinónimo de libertad y grito de empoderamiento. No sólo adorna, sino que también transforma.