LíderLife

DESCARGABLES

Sí a Ti: El camino hacia el amor propio

La búsqueda del Amor Propio. Foto: James Wainscoat. Vía Unsplash.
La búsqueda del Amor Propio. Foto: James Wainscoat. Vía Unsplash.

Escrito por Marcia Romo. 

Estoy atorada. Trabada. Metida en un fango de lodo hasta las trancas. Paralizada. Aterrada. Sola, temblando no sé si es de frío, de miedo, de angustia o desesperación. “¿Cómo es que llegué a estar así, aquí? ¿Por qué elegí esto? ¿Quién dijo que podía hacerlo? ¿Soy realmente capaz?” No entiendo nada y me entiendo tan poco. Atascada.

Llevo días sentándome frente a mi computadora esperando la chispa de luz inspiradora para abrir hilo sobre este tan nombrado amor propio y lo único que me viene a la mente es que me siento incapaz de hablar sobre esto.

¡No poseo la fórmula exacta ni la metodología adecuada para amarme bien! A veces me siento tan confundida como un adolescente, tan desesperanzada como el anciano, tan estresada como los jefes, tan aturdida como un cristiano en verbena, tan frustrada como el aficionado que espera a que La Máquina gane la copa anhelada.

 Lo que sí puedo decir hoy es que soy una cuasicuarentona que sigue en la búsqueda del aprender a amarse a sí misma, creyendo que iba a encontrar las respuestas a todo en un santiamén y que resulta que se ha ido enmarañando en un camino de idas y venidas, de altos y bajos, de jalones de pelos y llantos escondidos, de sentirse superwoman y después una piltrafa, de cuestionamientos y auto reclamos, de decepciones y motivaciones, de mentadas y decretos, de encontrarse y volver a perderse.

Y aquí sigo, sin saber a ciencia cierta si el camino que decidí recorrer es el ideal, tampoco sé si es el más fácil o es cuesta arriba, si es más corto o si me llevará varias vidas recorrerlo; pero lo que sí siento en mis entrañas es que por ahí es.

Porque seamos honestos, si sabemos escucharnos, si sabemos leer las señales de nuestro cuerpo, si aprendemos a seguir esa intuición que muchas veces hemos decidido acallar, si aprendemos a ir dentro: ahí donde radican todas las respuestas: ¡Este viaje hacia el interior puede ser realmente fascinante!

Un viaje donde empezamos en el anhelo de descubrir quiénes somos, de saber de dónde venimos, de qué estamos hechos, por qué actuamos, pensamos, sentimos de tal o cual forma. Nos adentramos en miles de cursos, terapias, libros, podcasts, conferencias y demás. Le rascamos hasta donde más nos duele, sacamos el secreto familiar mejor escondido de la historia, buscando entender tantos porqués, tratando de sacar eso atoradillo que no nos deja ser, buscando paz.

Después, llegamos a la parada de la aceptación; donde nos toca hacer “las pases” con lo que fue, lo que quisiéramos que hubiese sucedido, y con lo que es. Con nosotros mismos.

Esta aceptación nos lleva por la ruta del perdón, donde vamos soltando y dejando ir todo eso que creemos que nos hace daño; reconociendo con amor, la luz y la oscuridad en nosotros mismos.

Y así, construyendo una vida en equilibrio, decidimos comenzar a cuidarnos, a mostrarnos compasivos y amorosos con nuestro ser; a consentirlo, a alimentarlo, a fortalecerlo, a protegernos de todo lo que entra por nuestros sentidos; a observarnos, a seleccionar la compañía con la que compartimos, a cuidar nuestros pensamientos y las palabras que pronunciamos.

Y entonces, llega el momento de elegirnos, de decirnos SÍ, de ser congruentes, de alinear nuestro ser con nuestro siendo, de vernos realmente, de afrontar nuestros miedos más silenciosos, de creer y confiar, de descubrir que nadie más te va a sostener, solo tu; nadie te va a amar mejor que tú, que nadie más puede hacerlo, solo tu.

Que no hay nada fuera de ti y que solo el amor sana.

Ahí en tu reflejo

    en el abrazo a dos manos

Ahí en el calor que da tu abrigo

    en la mirada compasiva

          amorosa

                 lasciva

Resollando

   en el deseo de habitarse a sí misma

La piel escurridiza

      trémula

   en aquel conticinio solitario

Ahí se vaticina

  un encuentro en armonía

     en paz

Ahí cuando miras hacia adentro

                       y despiertas

Facebook
Twitter

También puedes leer...