Jannik Sinner resucitó y doblegó al ruso Daniil Medvedev para alzarse victorioso en la final del Australian Open 2024, el primer grand slam de su joven carrera. El italiano se sobrepuso a un déficit de dos sets abajo para terminar venciendo 3-6, 3-6, 6-4, 6-4, 6-3 en un encuentro que casi llega a las cuatro horas de duración.
Como afirmó el comentarista Luis Alfredo Álvarez, la victoria de Sinner refuerza la idea de que el tenis está en buenas manos. Además, su título manda un mensaje contundente que la nueva era del deporte no solo será definida por el español Carlos Alcaraz, sino que el italiano también se perfila como uno de los principales dominadores del circuito en los próximos años.
La coronación de Sinner en Australia no estuvo exenta de dramatismo y épica. El italiano se vio sorprendido por el estilo de juego agresivo impuesto por Medvedev al inicio del encuentro, quizás incentivado por la notoria disparidad en el tiempo de juego entre ambos: el ruso acumulaba seis horas más de participación en el torneo (en total 20 horas 33 minutos), tras enfrentarse a cinco sets en segunda ronda, cuartos de final y semifinal contra Ruusuvuori, Hurkacz y Zverev, respectivamente
En cambio, Jannik venía exhibiendo un nivel extraordinario en el certamen, al solo ceder un set ante Djokovic en las semifinales. Hasta antes de la final, solo había perdido su saque dos veces. En el primer set de la final, Medvedev le quebró el mismo número de veces.
“Sinner se esperaba un Medvedev restando a 6 metros por detrás de la línea, siendo defensivo y corriendo de lado a lado y se está encontrando un rival destrozando la bola con la derecha y yendo con todo hacia adelante“, escribió el analista José Morón.
Parecía que Medvedev quería evitar prolongar el encuentro para que el físico no se convirtiera en factor. Con marcador de 4-4 en el tercer set y con mínimo margen de maniobra, Sinner le confesó sus entrenadores que se encontraba “muerto”. Sin embargo, el italiano nunca dejó de creer y quebró el saque de su rival para poner el resultado 6-4 y forzar un cuarto set.
A partir de ese momento, Sinner disipó sus dudas y agobió hasta la extenuación a Medvedev, quien se sirvió de su saque para permanecer en el juego, pero sus piernas no respondían, y cuando lo hacían, Jannik sacaba un tiro espectacular para ganar el punto y eliminar cualquier atisbo de recuperación anímica de su contrincante.
El italiano finalmente superó a Medvedev en el último set, convirtiéndose en el octavo jugador en remontar una final de Grand Slam después de perder los dos primeros sets y siendo el más joven en lograrlo a sus 22 años.
Su victoria es una continuación a su extraordinario cierre de año, en el que ganó el China Open (también ante Medvedev) y la Copa Davis con Italia, venciendo en el camino a Novak Djokovic, el número 1 del mundo, a quién también ganó en Australia quien estaba invicto en semifinales en el torneo en Melbourne.
Para Medvedev, la derrota supone un duro revés y le reviven los fantasmas aparecidos después de perder la final del Australian Open en 2022 ante el español Rafa Nadal, nuevamente tras ir dos sets arriba (6-2, 7-6, 4-6, 4-6 y 5-7).
En aquella ocasión, el tenista ruso fue categórico al afirmar que el niño interior que había dentro de él había desaparecido. Su amor y pasión por el deporte se estaba desvaneciendo luego de afrontar un público que se posicionó claramente en su contra al mostrar su favoritismo por Nadal.
“”El niño que estaba soñando ya no está en mí después de hoy. Será más difícil continuar con el tenis cuando sea así”, declaró. “De ahora en adelante juego por mí mismo, por mi familia, para proveer a mi familia, por las personas que confían en mí”, sentenció.
De carácter volcánico, solía ser común ver a Daniil enfrascarse en discusiones con el público. Pero algo cambió a partir de este año. Medvedev dejó de prestar atención a lo que sucedía fuera de la pista y enfocó su cabeza en lo que él podía controlar.
“Quiero un cambio… No quiero decir “ser una mejor persona”, porque no me gustan esas etiquetas, “persona mejor”. ¿Quién sabe qué es ser una mejor persona? Solo quiero ser mejor conmigo mismo. No quiero tener después de los partidos esos momentos en los que me pregunto, “¿hice esto con la multitud, estuvo bien, estuvo mal, por qué lo hice? ¿Me ayudó en la cancha? ¿No me ayudó?”. Simplemente no quiero tenerlo más. Quiero jugar al tenis, quiero estar orgulloso de mí mismo, quiero luchar y cosas así”.
Medvedev cayó derrotado nuevamente en una final de Grand Slam, pero quizás ganó un juego más importante: la victoria sobre sí mismo. Su tenis rozó un nivel pletórico en la final, pero el cansancio acumulado terminó siendo una losa difícil de superar, más ante un Sinner que a partir del tercer set mostró el nivel incontestable que viene mostrando desde hace meses.
Naturalmente, por su nivel de juego el ruso seguirá contendiendo por títulos. Quizás habrá perdido la final, pero aún más doloroso sería perder la paz consigo mismo que había recuperado.