La videodanza es un híbrido difícil de definir, pero que se puede sintetizar como la exploración del movimiento en una pantalla. Su origen está en los comienzos del cine y el videoarte. Varios pioneros de este género, sobre todo en Europa, se sintieron atraídos por las nuevas formas de lenguaje abstracto que representaba la danza.
Para Tania Reza, la principal exponente de este género artístico en Aguascalientes, se trata de un terreno poco explorado en el cual caben todas las posibilidades: “Nadie sabe qué es [la videodanza], puedes hacer lo que quieras con ella”, menciona.
Tania estudió danza contemporánea en la Universidad de las Artes de Aguascalientes. El mundo de la videodanza lo descubrió por casualidad mientras experimentaba con filmaciones cortas de piezas de baile. En ellas, encontró una posibilidad de expresión contemporánea que mezclaba el arte escénico con la tecnología. Comenzó a traducir piezas que estaban hechas para verse “a la italiana” (el formato clásico del teatro) en videodanzas con cortes y tomas de 360 grados.
“Muchas veces, cuando eres bailarín, eres una herramienta para que alguien más diga algo. Yo ya no quería hacer lo que me decían que hiciera, quería dar mi propio mensaje”, explica.
Nave, su segundo proyecto artístico, fue el primer cortometraje de videodanza que se produjo en Aguascalientes, mismo que obtuvo premios internacionales. Se empezó a realizar en 2015 y al año siguiente se estrenó. Desde entonces, ha estado circulando por festivales y muestras.
El 90 por ciento del talento que participó en la producción de Nave es aguascalentense. Los bailarines se formaron en la Universidad de las Artes y ahora trabajan fuera de la entidad, en compañías y proyectos de alto nivel.
Aunque en México todavía no existe una escuela para estudiar este género emergente, algunas instituciones están construyendo el camino para los artistas que buscan vincular la tecnología con lo escénico. Un ejemplo es la UNAM, donde Tania se graduó del posgrado en Danza y Mediación Tecnológica, motivada por Alfredo Salomón, el padre de la videodanza mexicana.
Actualmente, trabaja en un proyecto que desarrolló ahí: un programa que, mediante gifs animados, reproduce los movimientos en vivo de una bailarina, hasta el infinito. Se trata de una pieza minimalista de circuito cerrado, la cual se proyecta en nueve pantallas por medio de cuatro proyectores.
Para Tania, abrirse camino en la escena dancística aguascalentense no es fácil, ya que hay poca gente que se dedica a ello. Las universidades locales tampoco ayudan mucho: los bailarines que se forman en Aguascalientes logran una profesionalización sólida, pero no existe un campo laboral para ellos.
“No hay muchas oportunidades, no hay espectáculo. La gente no está acostumbrada a pagar 150 pesos por una obra”.
A pesar de ello, Tania ha decidido quedarse en el estado. Su plan es realizar una labor importante como artista: seguir desarrollando proyectos y abrir cursos para aquellos que quieran explorar nuevas formas de expresión a través de la videodanza.