Ana Lilia Cena, conocida artísticamente como Nits, entró a clase de pintura cuando tenía ocho años, pero reconoce que entonces no era buena. Lo que comenzó como un gusto, a la larga, le ha permitido colaborar con marcas como Disney, Pandora, Santander, Suburbia, Berel, Cinépolis, Energizer, etc.
Ingeniera en Innovación y Diseño por la Universidad Panamericana, con especialidad en Diseño del Producto, llevaba playeras pintadas a mano al campus. A la gente le gustaban. Subió las fotos a su cuenta de Instagram, en la que hoy acumula casi 30 mil seguidores, y empezaron los pedidos. Hacía chamarras, portarretratos, alcancías, todo lo que fuera manual.
Hace cinco años, realizó su primer mural en el baño de su casa. Lo subió a redes y, desde entonces, se dedica por completo a realizar cuadros y murales a lo largo de la república.
Aprender, conversar, componer
Si al inicio de sus estudios universitarios se interesaba por el diseño gráfico, el branding o los empaques, su interés por la ilustración digital y la pintura se impuso: “hay un mundo de posibilidades y, en el tema del diseño, todo puede hacerse de una forma diferente”, recalca.
Un ejercicio común en clases era resolver los problemas de los clientes. Escuchar, conceptualizar, presentar propuestas y entender los pedidos han sido habilidades presentes en sus colaboraciones desde entonces.
Los murales y el proceso creativo
Para sus trabajos, menciona que existen tres vías principales: el contacto directo con los clientes, sobre todo en Instagram, las agencias y las convocatorias.
Para Pandora, intervinó 100 joyeros de la colección 2021; para el anual «Mini Takes The
Oval», dibujó en vivo diferentes autos Mini Cooper para los asistentes al evento; también participó como promotora del concurso «Energizate» de Energizer, para incentivar la creatividad, al intervenir el clásico conejo de la marca a través de redes sociales.
Entre los trabajos más recientes, sobresale el caso de Suburbia. Realizó un mural en Guadalajara, que comenzó a conceptualizarse en junio y se fue puliendo hasta materializarse en octubre. Luego vendió ese diseño para que se pintara en Mérida. En Santander, participó en una convocatoria para Pueblos Mágicos; ella pintó el de Lagos de Moreno. Posteriormente, para el concurso de Navidad, se escogieron a 20 artistas de todo México y le tocó pintar un cajero en Guadalajara.
“Puede ser a veces un altibajo en este tema de los emprendedores y más los emprendedores creativos el tener identidad definida. Pero es un proceso”, afirma. Un libro que ha resultado fundamental en ello ha sido Roba como un artista. Las 10 cosas que nadie te ha dicho acerca de ser creativo de Austin Kleon:
“Ya todos los estilos existen, pero no pasa nada que de ahí puedas estar agarrando inspiración. No se trata de copiar, sino de enriquecerte de todo lo que conoces. Ese libro me gustó mucho, porque me dio claridad; yo sentía que tenía que descubrir el hilo negro y algo totalmente diferente que nadie había visto”, comparte.
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Trabajar con las infancias
Nits realiza murales para habitaciones de niños, consultorios, hospitales, restaurantes, entre otros. Un eje que está siempre presente es el de trabajar para las infancias. Los mundos de sus murales están poblados de animales, colores, aviones, trenes, personas, plantas, paisajes, etc.
Siguiendo su interés por la ilustración, colaboró con una escritora potosina en un primer libro infantil, que incluso ganó un premio de la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí. Colaboró nuevamente con ella en otro texto, así como en otro sobre una bailarina de Aguascalientes, y otro para la prevención del abuso sexual infantil.
Instagram como un catálogo abierto
A través de reels, historias y fotografías, Nits contruye una comunidad con sus clientes y muestra “la parte de atrás” de los procesos creativos: “Me ha parecido una buena plataforma porque ahí es como si tuviera mi catálogo abierto”, comparte.
“Subo procesos, subo imágenes de todo. Subo el día a día, porque creo que eso le interesa a la gente, hasta en la vida personal, yo creo que, sobre todo, lo que hay detrás”, remarca.
A contrapelo de la construcción de las redes sociales en que se ven estereotipos, Nits busca mostrar los procesos y sus errores: si tuvo miedo, si se cayó, si se tiró la pintura o se arruinó un trazo.
Como ejemplo, el mural para Suburbia era de sesenta metros cuadrados, pero estaba a una altura de cinco metros. Si bien tenía sus bocetos en digital y planeaba proyectarlos, no se pudo hacer por la altura. Tenía que pintar las letras de Suburbia, una Diana y múltiples monumentos. Sintió terror. Salió, fue a una esquina, se soltó a llorar y a hablar con su madre. “Me queda grande”, repetía. Al final, subió.
“Regresé, me limpié las lágrimas, me puse mis audífonos y me trepé al andamio”, recuerda. Por cuatro días, de ocho de la mañana a ocho de la noche, pintaba. El trabajo estaba listo.
No retroceder y disfrutar la soledad
“Lo que quiero hacer en este punto es ya no retroceder. Siento que tengo muy bien definido qué es lo que me gusta y a lo que me quiero dedicar”, dice.
A futuro, Nits busca continuar el trabajo con marcas, apostar más por la pintura de cuadros y enfocar también la creación en obras de su interés: “Quiero disfrutar más en lo que soy buena y, más que hacer por encargo, hacer también a mi gusto”.
Además de haber aprendido que está bien (y es necesario) comenzar desde abajo, Nits entiende su taller como un espacio de calma y soledad. Cuando llega, sintoniza música, aparta el celular y se permite crear en solitario:
“He aprendido a amar mi soledad, a llegar con un chongo, con el café frío, con las papitas de antier, con todo tirado de como lo dejé toda la semana. Y nadie me dice nada. Yo saco mi chamba y me voy de aquí a las diez de la noche feliz”, concluye.