Paulina Zamora titubea cuando se le pregunta si se concibe como una artista nostálgica. “La respuesta rápida es que lo soy”, señala, a la vez que reconoce que asume la etiqueta, aunque del todo, no le gusta.

La artista visual y escritora radicada en Querétaro tiene un trabajo multifacético tanto en formatos como en contenidos, al hacer uso de la fotografía, la escritura, el video o la instalación. Su obra está contenida por imágenes sobre la naturaleza, la cotidianidad, la sexualidad, o espacios y personajes que pertenecieron a otra época.

Zamora ha sido ganadora de la beca PECDA entre 2018 y 2019, y de Jóvenes Creadores del FONCA del 2022 al 2023. Sus primeras exploraciones en el arte se dieron tomando fotografías y con la escritura; no obstante, también ha trascendido su experiencia como docente de historia del arte.

En 2022 y 2023, en el Museo de la Ciudad de Querétaro, se presentó su exposición “Cuando muera quiero que me entierren en el Siglo XX”. Este proyecto consistió en un ejercicio de autoficción, creado a partir de archivos fotográficos anónimos y la construcción de la falsa biografía de Natalia Solano.

“Construyo relatos con las cosas que tengo a la mano, ya sea desde mi propia experiencia o intimidad, o por cómo me desplazo en el mundo. Para construir estos relatos uso la imagen, las fotografías, video a veces, la escritura…”, relata.

Su obra también se ha presentado en el Centro de la Imagen, la Galería Libertad y en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro. Estudió el Seminario de Producción Fotográfica y obtuvo la mención honorífica del Premio Dolores Castro en la categoría ensayo.

Su obra escrita ha sido publicada en Felina Fanzine, El periódico de las señoras, Quisiera ser un planeta, Picnic, entre otras.

Exploraciones iniciales

Sus primeras exploraciones en la fotografía las realizó con cámaras analógicas. Este es uno de los rasgos más característicos de la obra de Zamora: el uso de equipos y aparatos analógicos. Televisores de antena, teléfonos fijos, ropa de la década de los 50’s u 80’s, o bien, máquinas de escribir aparecen de forma constante en sus piezas fotográficas, instalaciones o proyectos.

Una de las razones para evocar a otra época, señala, está en la inmediatez que exige el mundo moderno digital. Estos objetos, le recuerdan otro momento en la historia, en que el tiempo paso del tiempo era más prolongado, menos exigente.

“Me abruma mucho la inmediatez actual, todas las cosas que tienes que hacer. Si eres un diseñador gráfico, te tienes que promover en internet[…]. Son muchas cosas inmediatas y digitales; ese tipo de imposiciones tecnológicas me abruman. Es estar todo el tiempo presente”, expone.

Nuevas generaciones de artistas

Zamora reconoce la existencia de un centralismo del arte en México; sin embargo, a nivel local, han aparecido nuevas formas de contrapeso a esta tendencia. Las generaciones actuales, expone, se asumen más rápidamente artistas, sin necesidad del reconocimiento de la academia o los museos.

Este panorama -agrega- ha propiciado la creación de espacios autogestivos, organizados entre las comunidades de artistas, lo que a su vez, ayuda a la difusión de su trabajo.

“Mi generación perdió mucho tiempo en asumirse artista. Todo operaba en tu contra para decir: ‘se me hace que no soy artista’, y tener muchas dudas, mucho síndrome del impostor. Lo que veo en las generaciones actuales es que, si soy una persona que hace arte, entonces, soy artista”, asevera.

Sin embargo, Zamora enfatiza la importancia de no pensar en los resultados o en la creación de obras finales: “A veces, el mismo proceso es la obra”.